jueves, 10 de julio de 2008

EL ALZA DE PRECIOS DE LOS ALIMENTOS Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA





1. INTRODUCCION
El mundo se apresta a soportar una epidemia de hambre y desnutrición en los próximos meses y años, de no mediar acciones inteligentes y solidarias de parte de todos los gobiernos del mundo. Los esfuerzos de crecimiento económico y las mejoras en indicadores clave que se fueron dando en los últimos años, pueden venirse abajo por los cambios rápidos en los precios de los alimentos que nos llevarán a mayor inseguridad alimentaria y, consecuentemente, a más pobreza y hambre. Con esto se habrá demostrado, una vez más, que de poco sirven los esfuerzos de múltiples agentes de la salud, de nutricionistas, médicos y otros profesionales, para combatir las consecuencias del hambre, el más grande flagelo de la humanidad, si la economía y el afán de lucro, ahora de alcance global, es capaz de ahogar en poco tiempo, todo esfuerzo local y hasta
nacional por superar esta situación. Se comprobará, nuevamente, que la economía, principalmente, en su nivel macro es el espacio donde se resuelven, se mejoran o empeoran, los grandes determinantes de la alimentación de los pueblos y, dentro de estos, de los grupos más vulnerables, que son, precisamente, los más pobres.

En los últimos días se sucedieron los mensajes de atención. Personajes como Robert Zoellick, Presidente del Banco Mundial, hicieron afirmaciones alarmantes sobre la elevación del precio de los alimentos, cuyas consecuencias se expresarán en agravamiento de la desnutrición y la violencia en todos los países, además de presionar la inflación. Al tiempo de hacer un llamado a la acción inmediata de todos para frenar y, después, reducir el crecimiento de los precios en los alimentos, Zoellick, criticó los programas de subsidios a los biocombustibles en los Estados Unidos y en Europa (1). Por su parte el FMI se hizo una auto-crítica por boca de su Director-Gerente, Dominique Strauss-Kahn por no haber alertado a la comunidad internacional por las consecuencias de la crisis financiera, causada por los abusos practicados en el sistema financiero
americano (1).

Para el Programa Mundial de Alimentos (PMA) la carestía de los alimentos amenaza como un “tsunami silencioso”, con sumir en el hambre a 100 millones de personas. “La inseguridad alimentaria no sólo supone una amenaza para el hambre, también para la paz y la seguridad”, dijo la Directora del PMA, Josette Sheeran, en Londres, al tiempo de participar en una reunión de expertos convocada por el primer ministro británico, Gordon Brown, para analizar esta crisis. Según el PMA, éste es el mayor desafío en sus 45 años de historia, porque le afecta institucionalmente, al encarecer y obligarle a reducir la ayuda que puede prestar. Con las mismas contribuciones de junio pasado, ahora puede proporcionar solo un 40 por ciento menos de ayuda (Londres, EFE).

En su discurso a la 61 Asamblea Mundial de la Salud, la Directora de la OMS, Margaret Chan, llamó la atención sobre las tres crisis mundiales que se asoman y que amenazan la seguridad internacional. Dijo que dos escapan al control directo del sector de la salud, pero en las tres la salud humana soportará la mayor parte de los efectos. Remarcó que no abrigaba ilusiones ante la subida vertiginosa de los precios de los alimentos que afecta sobre todo a los pobres y a sus gobiernos. Esto, porque sus causas son complejas y su evolución ha sido prolongada, por lo que sus consecuencias seguirán afectándonos durante algún tiempo (2).

2. EL ALZA DE LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS
Los precios de los productos agrícolas subieron considerablemente a nivel mundial desde
2006. El índice de precios de la FAO creció 8% en 2006 con relación al año anterior; 24% en 2007; y ya en el primer trimestres de 2008 había crecido 53%, frente al primer trimestre de 2007. En el mismo período los aceites aumentaron 97%, los cereales 87%, los lácteos 58%, y el arroz 46%. Las carnes y el azúcar aumentaron también, pero en menor grado (3).

Los precios de los cereales, en particular del trigo y del maíz, han alcanzado niveles nunca vistos en la última década, según el último informe de la FAO “Perspectivas alimentarias”, lo que repercute no solo en la alimentación de las poblaciones, sino en la producción y el comercio mundial (4). El precio del trigo subió 120 por ciento en el último año (5). Los precios del pan, arroz, productos de maíz, leche y otros alimentos básicos se han incrementado fuertemente en meses recientes en diversos países en desarrollo (4).

Se incrementaron, también, los precios de todas las semillas oleaginosas, principalmente de la soya. El mercado de aceites vegetales ha visto crecer la demanda más rápido que la producción (4). El alza de los precios de cereales repercute, también, en el sector cárnico y lácteo, puesto
que sirven de pienso para los animales. Según las previsiones iniciales de la FAO, la producción mundial de cereales en 2008 se incrementará un 2,6 %, hasta alcanzar la cifra récord de 2.164 millones de toneladas. La mayor parte del incremento se producirá en el trigo, tras el aumento de la superficie cultivada en los países productores. A pesar de este aumento, Diouf, Director de la FAO, dice que los precios probablemente no se reducirán, debido a que los factores que disparan la inflación son estructurales y no coyunturales (6).

El gasto mundial en alimentos importados en 2006 alcanzó una cifra récord de US$
374.000 millones, más de un 2% por encima del nivel del pasado año. La factura de las
importaciones para los países en desarrollo se calcula que subió en 2006, el 5% respecto a
2005, en gran parte como resultado del aumento de precios, más que del volumen de las
importaciones (4). La factura por la importación de cereales de los países más pobres del
mundo aumentará un 56 % en 2007/2008, tras el aumento del 37 % en 2006/2007, según
previsión de la FAO (4).

Asimismo, la FAO advierte que muchos países reducirán sus compras, no siempre como respuesta a la mejora del suministro local, si no más bien a causa de los altos precios del mercado internacional. Es más, el elevado coste de la energía puede obligar a los países más pobres a recortar los gastos en sus importaciones para poder cubrir sus necesidades de combustibles fósiles.

3. REPERCUSIONES EN LOS PAISES
Los precios de los alimentos crean malestar social, en casi todo el mundo. Por esta causa se tuvieron conflictos de distinta naturaleza en Egipto, Camerún, Costa de Marfil, Senegal, Burkina Fasso, Etiopía, Indonesia, Madagascar, Filipinas y otros. En algunos, como Tailandia, hubo necesidad de desplegar a las fuerzas armadas para frenar el descontento y evitar saqueos (6).

Los Ministros de economía de América Latina, reunidos en el mes de abril, expresaron su
preocupación por la alza en los precios de los alimentos e instaron al Banco Mundial y al FMI a buscar salidas para el problema, que está generando presiones inflacionarias y hambre alrededor del globo (5).

Los países centroamericanos han sido particularmente afectados por estas alzas. En México hubo disturbios causados principalmente por el incremento en los precios del maíz, alimento fundamental de su canasta básica. En Haití estallaron revueltas con muertos y crisis de Gabinete.
En Argentina emergieron conflictos por el aumento de la inflación que, según el Gobierno, fue de 8% en 2007, aunque por otras estimaciones se sabe que puede haber llegado a 24%. Las políticas aplicadas para controlarla han llevado al Gobierno a una de sus mayores crisis políticas de los últimos años, expresadas en problemas con los agricultores, bloqueo de caminos, desabastecimiento y manifestaciones con cacerolas vacías (7).

En Bolivia los conflictos se suceden todos los días por problemas políticos agravados por el aumento en el costo de vida. La inflación acumulada en los primeros dos meses (3,74%) superó ya la mitad de la meta prevista por el gobierno boliviano para 2008 (7,07%) y podría llegar al 20% hasta fin de año. Los sectores sociales piden aumentos salariales; la Federación de maestros urbanos anunció huelga y se movilizan; los transportistas bloquean caminos y aumentan pasajes, mientras, reaparecen las filas para comprar pan o arroz (8).

La FAO tiene un listado de 37 países que enfrentan actualmente crisis alimentarias agudas (3).

4. LOS ODM Y SUS LOGROS HASTA EL 2015
Durante el Foro Económico en América Latina celebrado en Cancún en abril 2008, los Jefes de Estado manifestaron que el impacto de los altos precios de los alimentos y del petróleo podría deshacer los recientes logros alcanzados por sus economías (9).

El Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) Número 1: Erradicar la Pobreza Extrema y el Hambre, tal vez el más importante y determinante de todos los ODM, corre el riesgo de no cumplirse y de sufrir más bien una reversión en sus tendencias. La propuesta de cumplimiento consiste en reducir hasta la mitad, tanto la pobreza como el hambre, en el año 2015. Los avances fueron lentos y desiguales, según la región del mundo, pero la tendencia global llevaba a estimar que el número de personas pobres se reduciría hasta 721 millones en 2015, gracias a un crecimiento casi generalizado de las economías de los países en desarrollo.

Los progresos contra el hambre fueron todavía menos contundentes, por ser uno de los indicadores más difíciles de cumplir. La prevalencia de niños menores de 5 años con bajo
peso sólo cayó del 32% en 1990 hasta 27% en 2004. Se estima que el número de desnutridos menores de 5 años en el mundo asciende a 143 millones de niños (10), y que se registran alrededor de 3,5 millones de defunciones anuales por desnutrición (2). Los progresos son lentos. En 2002 se estimaba que los hambrientos eran alrededor de 815 millones de personas, es decir, solo 9 millones menos que en 1990. En algunas regiones, como el África, el número, en vez de disminuir, había aumentado.

Este lento desarrollo en un indicador tan importante puede afectar el cumplimiento de otros ODM, porque es sabido que una buena nutrición sienta las bases de la salud durante toda la vida, es una determinante social fundamental. A la inversa, es importante considerar que la malnutrición contribuye con la mitad de las muertes de los niños y que el hambre se concentra en los más pobres, en los que no tienen tierra o en los que tiene terrenos muy pequeños para satisfacer sus necesidades.

Para las familias pobres la situación es crítica, porque gastan en alimentos entre un 50% y un 75% de sus ingresos. Cuanto más gastan en alimentos, tienen menos para otros gastos, principalmente para los gastos en atención de salud (2).

Según la CEPAL, en Latino América, el incremento de los precios de los alimentos podría empujar a la pobreza extrema a unas 10 millones de personas; otras 10 millones caerían debajo de la línea de la pobreza y en el límite de subsistencia. Actualmente 190 millones de personas son pobres, de las cuales, 70 millones viven en la pobreza extrema. Los programas sociales de transferencias condicionadas de dinero atienden alrededor de 22 millones de familias, las que se verían afectadas por esta alza en el costo de los alimentos (9).

5. CAUSAS DE LA ELEVACION DE LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS
Como fue repetido en varios foros, las causas de la elevación de precios son de carácter estructural profundo y no de coyuntura; muchas de ellas parecen haber confluido en el momento histórico actual agravando aún más la situación precaria. Entre las más importantes de estas causas, señalaremos las siguientes:

5.1 La elevación del precio del petróleo, determinada por su demanda a nivel mundial y la fuerte especulación en torno de su comercialización, el precio del petróleo se ha elevado hasta cifras nunca antes vistas de más de 140 dólares el precio de un barril, con sus efectos de rebote en todas las áreas de la economía, principalmente, los fletes de transporte de las mercancías, entre ellas de los alimentos. Este incremento se da de manera especulativa, produciendo pingües ganancias para unas cuantas empresas transnacionales que manejan el mercado internacional de los hidrocarburos. La subida de los precios del petróleo parece no obedecer a “una crisis de oferta” sino a la especulación internacional. En menos de cinco años el precio casi se ha quintuplicado.

5.2 La producción de biocombustibles, principalmente la producción del etanol a partir del maíz, que produjo distorsiones en el mercado y un efecto de contagio, subiendo paralelamente el precio de otros cereales, como el trigo y la soya. A su vez, como se dijo antes, esto produce aumento en el precio de los alimentos animales, por lo tanto, de la leche y la carne. En enero de 2007, el presidente George W. Bush lanzó un programa para sustituir con biocombustibles el 20 por ciento del consumo de gasolina de los Estados Unidos en 10 años, en particular etanol obtenido del maíz. Inmediatamente su producción de maíz creció 25% en 2007, principalmente para satisfacer la demanda de biocombustibles que va en aumento. Su precio se viene incrementando con fuerza desde el 2006, pudiendo dispararse aún más en 2008. La superficie de tierra destinada a los alimentos corre el riesgo de verse comprometida por lo granos que ahora se destinan a la fabricación de biocombustibles (11). El Brasil produce etanol a partir de la caña de
azúcar; es el líder mundial de las exportaciones de etanol, con 3,2 billones de litros exportados en 2006 y con visos de duplicar esta exportación en menos de cinco años. Se prevé que la producción dará un salto desde 17,8 billones de litros de la zafra finalizada en abril de 2007, a 38 billones de litros en el 2012. La extensión de tierras dedicadas a este uso aumentarán de 6,5 millones de hectáreas a 10 millones en el mismo período. El Núcleo de Estudios Estratégicos de la Presidencia de la República (NAE) vislumbra la posibilidad de sustituir en 18 años el 5% de la gasolina consumida en el planeta, para lo que debe quintuplicar la producción actual. El etanol como el biodiesel, son considerados como energía ecológicamente correcta, aunque sus efectos empiezan a sentirse en la deforestación Amazónica y del Cerrado y en su impacto en la producción de los alimentos (12). Los altos precios existentes estimularán una mayor siembra y producción para producir etanol, que si continúa creciendo al ritmo actual, sus precios tardarían en estabilizarse o descender de manera significativa.

5.3 Los subsidios agrícolas que, desde hace varias décadas, países ricos como los EEUU, la UE y el Japón, conceden, a su sector agrícola, distorsionando el mercado internacional de productos agrícolas. Son subsidios millonarios que actúan abaratando su producción en estos países ricos, quienes exportan al resto de los países, donde desincentivan la producción, cuyos agricultores no pueden competir con los productos importados. Se trata de una competencia desleal que agudiza la pobreza en las áreas rurales de los países pobres y fomenta la migración del campo a la ciudad. Las exportaciones mundiales de trigo triplicaron en los últimos 50 años y sus precios bajos durante décadas de abundancia asfixiaron la agricultura local aumentando considerablemente la “cuenta alimentaria de los países”. Esta cuenta alimentaria costará 90% más que en el 2000 para los países menos avanzados, en tanto que los Estados Unidos registraron una ganancia agrícola record de 85 billones de dólares en el 2007 y que parece mayor en el 2008 (11).

5.4 El aumento del consumo a nivel global, principalmente en países emergentes, gracias al crecimiento sostenido de sus economías. Países, especialmente asiáticos, como la China y la India, han elevado la renta media de sus familias, lo que ha provocado mejoramiento de su nivel de vida y aumento de consumo, principalmente de alimentos. También se ha producido cambios en los hábitos alimentarios de sus poblaciones, que ahora consumen más alimentos cárnicos y lácteos. Los chinos consumieron cinco veces más carne en 2005 que en 1980.

5.5 La gradual reducción de las reservas alimentarias, particularmente de los cereales, condicionada por el aumento de la demanda y de los precios, además de las mejoras en las tecnologías de comercialización, información y transporte. Según el Director de la FAO, las reservas de alimentos están en su menor cantidad de los últimos 30 años, alrededor de 405 millones de toneladas, lo que favorece su especulación en el mercado de materias primas de Chicago (6).

5.6 La crisis financiera de los EEUU caracterizada por la inflación del dólar y su devaluación frente a las otras monedas. El país más poderoso del mundo sufre una de sus crisis financieras recurrentes, producto de fallas en sus mercados de capitales, desencadenada por el derrumbe de los créditos hipotecarios, que al hacerse irrecuperables transmitieron sus efectos a todos los otros sectores financieros, mostrando la debilidad de auto-regulación de estos mercados. Mostró, además, el exceso de confianza en el sistema de mercados, el laxismo en la evaluación de los riesgos y su vulnerabilidad estructural a pequeños cambios en el clima financiero, que produce efectos de réplica en todo el mercado de capitales, desconfianza, crisis bancarias y amenazas de
colapso global (13). En el resto de los países, se produce un desestímulo a las exportaciones por la tasa cambiaria imperante y a un aumento de las importaciones debido al bajo valor del dólar.

5.7 El cambio climático a nivel mundial, produjo serios problemas relacionados con la temperatura, las lluvias y emergencias provocadas por los desastres naturales. Esto llevó
a dañar las cosechas y tornar incierta la actividad agrícola, al tiempo de influir en el aumento de sus precios. En América Latina y el Caribe la pasada temporada de huracanes fue particularmente severa y duró más que en años anteriores (9). Los fenómenos climatológicos, como El Niño y La Niña han afectado la producción agrícola en varios países del planeta, impactando negativamente en la oferta de alimentos. Tifones, sequía, inundaciones, enfermedades y plagas han afectado negativamente la cosecha de arroz en 2006, cuyo incremento no sería muy grande en la producción mundial de 2007 (4). En momentos en que las reservas mundiales de cereales están agotadas, las condiciones climáticas son de la mayor importancia al principio de la nueva estación, aseguran los analistas, recordando, sin embargo, que las previsiones para la producción de cereales de 2007 eran mucho mejores respecto al resultado final. Las condiciones climáticas desfavorables devastaron los cultivos en Australia y redujeron las cosechas en muchos otros países, en particular en Europa (3). Como afirmaba la
Directora de la OMS, la segunda crisis mundial que nos amenaza, es la del cambio climático. Durante todo este siglo el recalentamiento del planeta será gradual, pero los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos serán abruptos y se sentirán de manera aguda. De nuevo, los pobres serán los primeros y los más afectados (2).

5.8 El aumento de los commodities agrícolas y la especulación. Se siente cada vez con más fuerza el rol de inversores especulativos en commodities agrícolas que tienen significativa expansión como el caso de los biocombustibles y los cereales. Los fondos de inversión cotizados sobre los productos agrícolas pasaron de 156 millones a 911 millones de dólares, en el momento en que se dispararon los mercados de cereales. Los fondos invertidos en los mercados agrícolas norteamericanos dieron un salto todavía mayor, multiplicándose por 7 entre el primer y el último semestre de 2007 (11). La especulación financiera es otro factor que ha elevado los precios de los alimentos, los especuladores compran alimentos apostando que su precio se incrementará en los siguientes meses y así generan una mayor demanda, que redunda en la subida de los precios. La especulación no sólo se da en el nivel internacional, sino que se refleja con mucha fuerza al interior de los países, donde los productores y los comerciantes tratan de aprovechar la coyuntura inflacionaria para aumentar sus ganancias de manera desmedida, generando situaciones de crisis y descontento en la población. Por lo mismo tratan de evitar cualquier
intervención del Estado que pretenda regular la elevación exagerada de precios.

5.9 Las barreras agrícolas y sanitarias. Generalmente son aplicadas por los países importadores grandes, como una forma enmascarada de aplicar políticas proteccionistas. Si bien en la teoría existe libertad de mercado, en la práctica se aplican políticas restrictivas no arancelarias para controlar las importaciones, éstas, mayoritariamente son de carácter sanitario, siendo los países de menor desarrollo los más perjudicados. Sus efectos no sólo producen pérdidas, sino, inseguridad y falta de estímulo a las exportaciones agrícolas por parte de los productores; motivan, también, el encarecimiento de los alimentos al desestimular su comercio. Existen ejemplos que tuvieron gran resonancia en los medios, como el freno a la importación de uva chilena hacia los Estados Unidos por un grano que se encontró con mercurio; o el freno a la carne de atún mexicana porque su pesca no discriminaba la pesca de delfines. En las últimas semanas
salió a relucir la prohibición de importar tomates mexicanos por una supuesta contaminación con salmonela. En la década de los 90 los rechazos anuales en las fronteras norteamericanas, solamente de importaciones mexicanas, eran entre 1.500 a 2.000 por año (14). Por el contrario, el número de importaciones que son rechazadas en los países menos desarrollados son casi inexistentes, poco registradas o conocidas, por la debilidad de sus programas de protección de alimentos.

6. LAS SALIDAS A LA CRISIS: PRINCIPALES POLÍTICAS IMPLEMENTADAS

6.1 POLITICAS GLOBALES
Muchos países ya han reaccionado con políticas concretas para hacer frente al alza de los precios de los alimentos, las que no siempre son efectivas y, la mayor parte de las veces, producen reacciones adversas y negativas contra el Gobierno que las impone; reacciones que provienen, principalmente, de parte de los sectores que más se están beneficiando de la crisis. Sin embargo, como el problema no es estrictamente nacional, sino global, las reacciones y las políticas debieran ser también globales, lo que no es el caso. En este sentido, la FAO convocó en este mes a una Cumbre sobre los precios de los alimentos, en la que participaron 181 países, 43 de ellos representados por sus Jefes de Estado o de Gobierno, cuyas conclusiones resumen en gran medida las posiciones existentes a nivel internacional (15). Sus resultados no llenaron las expectativas porque, finalmente, los países más concernidos no tocaron las verdaderas causas del problema y la consulta terminó lanzando un llamado de atención sobre la necesidad de aplicar algunas iniciativas políticas de emergencia. Entre otras, la exhortación a la comunidad internacional para que incremente la ayuda para los países en desarrollo, en particular para los países más pobres.

Se obtuvo un compromiso, por parte de los delegados asistentes, de incrementar sus donaciones para combatir el hambre y promover la producción de alimentos. La financiación anunciada durante la Cumbre, se sumó a 6.060 millones de dólares movilizados en los primeros meses del año, para alcanzar un ofrecimiento global para la seguridad alimentaria y la agricultura de 18.360 millones de dólares americanos (15). La concesión de estos fondos podría convertirse en ayuda para los campesinos pobres, que precisan de insumos y activos para invertir en la producción de alimentos en las próximas temporadas agrícolas. (4)

El llamamiento insta a los países donantes y a las instituciones financieras internacionales a aumentar el financiamiento a las organizaciones de las Naciones Unidas, para ampliar y mejorar sus programas de ayuda alimentaria y de redes de protección para combatir el hambre y la malnutrición, incluyendo la opción de hacer compras locales o regionales; los convoca, también, a apoyar la balanza de pagos de los países de bajos ingresos e, incluso, revisar el pago de sus deudas externas.

Con respecto a los temas más estructurales se hizo un llamamiento para “incrementar la capacidad de resistencia de los sistemas actuales de producción alimentaria ante los desafíos que plantea el cambio climático”. Con relación a los biocombustibles, se pidió considerar las necesidades mundiales de seguridad alimentaria y las de energía, en el contexto del desarrollo sostenible. Estudiar el tema profundamente, con la participación de las agencias internacionales, los gobiernos de los países, las alianzas, el sector privado y la sociedad civil.

Se pidió a los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) concluir de manera rápida y eficaz el programa de Doha para el desarrollo, en consonancia con la seguridad alimentaria en los países en desarrollo; se les instó a liberalizar el comercio agrícola internacional mediante la “reducción de los obstáculos y de las políticas que distorsionan el mercado", lo que dará a los agricultores, en particular de los países en desarrollo, más oportunidades de vender sus productos en los mercados mundiales, al tiempo de aumentar la productividad y la producción (15).

No hubo propuestas concretas sobre el aumento del precio del petróleo, sin embargo de ser un tema de primer orden, especialmente para los países más ricos, donde existen muchas propuestas de búsqueda de alternativas energéticas más limpias y eficientes que el petróleo. Menos son las orientadas a parar la onda especulativa.

Por su importancia, sin embargo, es un tema tocado en diferentes foros. Por ejemplo, ha sido tocado como tema álgido en las agendas programáticas de los candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos, donde el candidato demócrata hizo una interesante propuesta destinada a parar la especulación: someter a los corredores de bolsa que compran y venden petróleo en los mercados electrónicos, a la supervisión de la Comisión de Mercado de Valores de Futuros en Materias Primas de ese país (CFTC, por su sigla en inglés), supervisión de la que están exentas por ley, desde el año 2000. Lo interesante de la propuesta es que muestra una opción y la existencia de mecanismos del más alto nivel para disminuir, sino frenar, la onda especulativa dominante.

6.2 POLITICAS NACIONALES DE EMERGENCIA
Entretanto se genere una reacción global para parar la inflación alimentaria, los países deben adoptar algunas políticas al interior de sus fronteras para frenar sus propios procesos inflacionarios, que varían de acuerdo a cada país. Para la FAO (16) estas políticas pueden concentrarse en tres tipos: las políticas de restricción a las exportaciones; las de control de precios; y las de liberalización de las importaciones. Sin encasillarlas en estas tres opciones, vamos a mostrar algunas de las políticas que se han puesto en práctica recientemente, principalmente en nuestra Región:

6.2.1 ELEVACIÓN DE LOS INTERESES BANCARIOS
A partir de una decisión que, en su momento, fue considerada como agresiva e inesperada, el Comité de Política Monetaria (COPOM) del Banco Central del Brasil decidió subir la tasa básica de los intereses en el país en 0,5 puntos porcentuales, hasta 11,75% al año (1). Su objetivo es contener las presiones inflacionarias y evitar que ellas se diseminen. La medida fue considerada como preventiva, frente al aumento desmesurado del precio de los alimentos. El BC usa, entonces, los intereses para garantizar que la inflación quede dentro de la meta establecida por el Gobierno para 2008, que es de 4,5%. La explicación es que cuanto mayor es el interés, más caros son los financiamientos, por lo que los consumidores compran menos, evitando alzas de los
precios. Trata, además, de evitar que los aumentos de los precios industriales lleguen al
consumidor (17).

El alza de los intereses también actúa desvalorizando más el dólar, al aumentar las inversiones extranjeras y las importaciones, lo que ayuda a disminuir la inflación en el país, al competir éstas con los productos nacionales. Potencialmente, se dijo en contrario, que al afectar a las exportaciones con la caída del dólar, puede inducir al desempleo (17). Si bien la medida fue sorpresiva, no produjo reacciones en la población.

6.2.2 RESTRICCION A LAS EXPORTACIONES
Es una de las medidas más frecuentemente adoptadas. A partir de ellas se dice que un tercio del mercado mundial del trigo está clausurado. Se han aprobado restricciones a la exportación de trigo en Kazajstán, Rusia, Ucrania y países asiáticos y latinoamericanos. Sucede algo similar con el arroz, debido a que países como China, Indonesia, Vietnam, Egipto, India y Camboya han prohibido o restringido severamente sus exportaciones. Últimamente, fue aplicada en Bolivia, para atenuar la subida de los precios de los alimentos y garantizar el abastecimiento interno. Se estableció la prohibición temporal para exportar varios tipos de carne, granos como arroz, maíz y trigo. Para el aceite, el Gobierno fija una banda de precios entre 10,50 y 12,99 bolivianos para el aceite envasado de soya y girasol de 900 centímetros cúbicos (1,43 y 1,76 dólares) y un cupo de
exportación, que depende del volumen de venta internas, de acuerdo a las necesidades de la población. Las empresas productoras de aceite comestible que deseen reanudar sus ventas al exterior deben hacer conocer previamente los volúmenes y el periodo en el que será comercializado el producto internamente. Analizada la información probatoria, verificado el producto en los puestos de venta, se emite el certificado que autoriza la exportación, llamado Certificado de Suficiencia y Abastecimiento a Precio Justo emitido por el Ministerio de Producción y Microempresa. La medida, como es de suponer, produjo fuertes reacciones por parte de los grupos interesados, principalmente los productores, que calificaron la medida como intervencionista (18).

6.2.3 CONTROL DE LOS PRECIOS
Esta es una de las políticas a las que se recurre con más frecuencia, no siempre demostrando su efectividad, principalmente por la dificultad en su aplicación y por la generación de ocultamiento y especulación. Últimamente se han aplicado estas políticas en varios países, Rusia y Ucrania parecen ser un ejemplo. En Bolivia y Argentina, se aplicaron también junto a otras medidas. La inflación en la Argentina parece haber sobrepasado los dos dígitos. Para controlarla el gobierno recurrió al congelamiento de precios de varios productos, sobre todo de alimentos, cereales y carne. Como resultado, los productores de carne y leche pasaron a cultivar y exportar soya.

6.2.4 AUMENTO DE IMPUESTOS
En Argentina se aplicaron impuestos a las multimillonarias exportaciones de soya, con el fin de forzar su venta en el mercado interno y aumentar la recaudación por impuestos, que serían redistribuidos entre los más necesitados. Cuanto mayor el precio de la soya en el exterior, mayor sería el impuesto cobrado, que podría llegar al 44%. Como resultado se generó un grave problema en el agro, donde los hacendados entraron en huelga, bloquearon caminos, produciendo escasez de alimentos en los mercados. En Argentina comienzan a escucharse los cacerolazos (7). Argentina es uno de los mayores exportadores de alimentos. Su cosecha de soya está valuada en $ 24.000 millones en este año y, con ese impuesto, el Gobierno pretende recaudar $ 11.000 millones.

6.2.5 SUBSIDIOS ALIMENTARIOS
Con el desarrollo de los programas sociales de distribución directa de una renta fija para las poblaciones más pobres, han disminuido los programas basados en el subsidio directo a los alimentos. Pero aún los fondos sociales se han viso afectados seriamente por la inflación. En el Brasil, el gobierno acaba de incrementar en 8% la renta que se distribuye en su programa estrella: Hambre Cero. Pese a la mala experiencia de los subsidios a los alimentos, por su carácter distorsionador del mercado, en algunos países no se descarta la posibilidad de aplicarlo, principalmente en los alimentos más básicos como el pan, el arroz o las tortillas.

6.2.6 LIBERACION DE IMPUESTOS
En algunos países, en lugar de aplicar impuestos se los eliminan, para contribuir de esa manera en la baja de los precios, en desmedro de la recaudación del Estado. En el fondo es una forma de subvención. En Marruecos el Estado suspendió las tasas e impuestos a la importación de trigo para aliviar el costo de las empresas molineras y bajar el precio del pan (11).

6.2.7 LIBERALIZACION DE LAS IMPORTACIONES
Es considerada como la política más utilizada, especialmente en las economías de mercado abierto. Fue la medida principal para parar la onda inflacionaria de los ochenta, que se sucedió en casi todos los países de la región. Tuvo efectos contundentes y sobrevino una época de estabilidad en los precios y neoliberalismo en el mercado. Sus defensores dicen que es de las medidas más efectivas y que menos distorsiona el mercado (16). Sin embargo, como todas las medidas globales de libre oferta y demanda, tiene sus efectos a corto y mediano plazo. En el corto plazo tiene un efecto negativo en la agricultura local y en la industria alimentaria, por el ingreso de productos y alimentos más baratos y a veces subvencionados. La agricultura pequeña y la agricultura tradicional son las que sufren los efectos con más fuerza, pudiendo llegar a su eliminación, en desmedro del crecimiento de una agricultura grande, de industria agropecuaria y de commodities, capaz de competir con los productos importados. Políticas de este tipo movilizan el mercado, lo modernizan, pero afectan a los agricultores tradicionales que son los que, precisamente, producen los alimentos del cotidiano de la gente. Los agricultores se vuelven asalariados o migran a las ciudades, mientras se concentra la tierra y la riqueza en menos manos. Al final de dos décadas de políticas liberales, la constatación fue que había más pobres y que las desigualdades habían aumentado.

6.2.8 ORIENTAR EL CONSUMO
Otro tipo de política se orienta a educar a la población sobre el problema. Pedir a las poblaciones que consuman menos de los alimentos caros y, sobre todo, de los inflacionarios como el pan, la leche y la carne, lo que puede chocar con los hábitos alimentarios de la población, que son los más difíciles de cambiar y, también, con otras políticas educativas del propio Estado, como es el caso de las que promueven el consumo de proteínas y lácteos. Una estrategia de este tipo se denominó “el imperativo del consumo ciudadano” en Túnez (11). En el Perú se aplicó una estrategia similar, en la crisis inflacionaria del ciclo anterior, llamada “la mejor compra”, cuyas metodología siempre puede aprovecharse en la actual crisis.

6.3 POLITICAS PALIATIVAS O CURATIVAS
Llamamos así a las políticas destinadas a disminuir los efectos de la epidemia del hambre o de la disminución de la ingesta de alimentos. Generalmente estas políticas se orientan a disminuir la desnutrición aguda o crónica. En los últimos años se ha estado monitoreando principalmente la desnutrición crónica, ante el descenso de la aguda en casi todos los países, sin embargo, situaciones de crisis e inseguridad alimentaria como la actual, pueden hacer que los indicadores de desnutrición aguda se tornen de mayor importancia para este objetivo de vigilancia.

Consideramos que el parámetro más actual para orientar las políticas contra la desnutrición en nuestra Región lo encontramos en los resultados de la Conferencia Regional "Hacia la Erradicación de la Desnutrición Infantil en América Latina y el Caribe", realizado en Santiago de Chile, en mayo último. Autoridades de salud de los países de América Latina y el Caribe, además de representantes de casi todas las agencias internacionales, se reunieron allí para tratar el problema de la desnutrición, cuyos determinantes son la inequidad y la exclusión social. En la Declaración, emitida al final de la Conferencia, se enfatiza que se tienen los conocimientos, y, muchas veces, los recursos para revertir el problema, pero no se logra por limitaciones en la capacidad de gestión y la insuficiente focalización de las intervenciones en las poblaciones más vulnerables (19). Frente a la crisis se debe continuar considerando la seguridad alimentaria y nutricional como una “urgencia nacional, regional y universal” por lo que debe mantenérsela al más alto nivel de la agenda política, otorgándole la mayor prioridad.

El agravamiento de la inseguridad alimentaria y nutricional de los hogares con menores ingresos, exige respuestas urgentes; programas a mediano y largo plazo, con metas a ser alcanzadas en plazos determinados, hasta la erradicación de la desnutrición infantil. En algunos de los países de la región ya se han elaborado estos planes, con el apoyo de organismos internacionales. Para lograr sus objetivos, se deben aplicar múltiples estrategias en la lucha contra la desnutrición, basadas en evidencias científicas y apoyadas en los programas de protección social, los que deben incluir las intervenciones nutricionales como uno de sus ejes fundamentales. La Declaración de Santiago, considera que la prevención y el control de la desnutrición infantil requiere de la atención integral de la familia, a través de acciones alimentario-nutricionales de carácter preventivo y multisectorial, mismas que deben basarse en la atención primaria de la salud, salud sexual y reproductiva, agricultura familiar, agua y saneamiento básico, finanzas, educación integral, y otros, dentro de un enfoque de desarrollo social. Se debe buscar una focalización poblacional orientada a las mujeres embarazadas, madres en período de lactancia y niños y niñas menores de tres años; y una focalización geográfica, orientada a las poblaciones más pobres. Los programas deben dotarse de instrumentos como las guías alimentario-nutricionales, sistemas de vigilancia nutricional y estrategias de gestión del conocimiento, de educación nutricional y de comunicación social, que fomenten los cambios de comportamiento pertinentes y el mantenimiento del tema nutricional en la agenda pública.
La Conferencia Técnica Regional fue innovadora en el sentido de sentar las bases para plantear que la erradicación de la desnutrición sea pensada en un esquema horizontal de cooperación Sur-Sur y Triangular, entre los países de la Región. Se mencionaron mecanismos de cooperación Sur-Sur entre países, tales como redes de países con problemática similar; instancias de producción de bienes públicos regionales, para apoyo solidario entre países en situaciones de emergencia; intercambio de información y proyectos de investigación, asistencia técnica y de capacitación de recursos humanos (19).

7. CONCLUSIONES
El momento que vive la humanidad es particularmente crítico, porque sobreviene en un momento de optimismo, cuando casi todos los países en desarrollo estaban con un ritmo de crecimiento económico sostenido y mejorando sus perspectivas de desarrollo. Incluso en muchos países africanos se pudo constatar un ímpetu para producir más y con resultados concretos de mejora de sus economías. Esto permitió avances incuestionables hacia el cumplimiento de los ODM. Bajo ese panorama, surge la presente crisis que parece ser acuñada en los países más ricos, pero que producirá sus más graves perjuicios en los más pobres y vulnerables.

Al tratarse de un problema global y estructural, sus soluciones más profundas debieran darse a ese nivel global, con la activa participación de los países más ricos, interviniendo en las causas estructurales que la generaron y no dando respuestas únicamente coyunturales o cosméticas. Por lo mismo, los dirigentes políticos estos países, del Grupo de los 8, que en este momento están reunidos en Japón, tienen en sus manos las soluciones capaces de tocar las causas últimas, utilizando su poder político y su capacidad de movilización de recursos, de manera urgente, so pena de aumentar el hambre, el malestar social y la violencia en el mundo. Como ese no parece ser el caso, por lo vivido hasta ahora, deberán ser los propios países en desarrollo y los bloques a los que pertenecen, los que se conviertan en los artífices de sus soluciones, por lo que la cooperación entre ellos, en un esquema de cooperación sur-sur, parece ser la que está más a la mano de todos.

Un conjunto de medidas tendrán que ser puestas en ejecución para parar rápidamente el alza del precio de los alimentos, y alcanzar seguridad alimentaria o, mejor, la soberanía alimentaria de cada país. Para esto el tema central pasa por el incremento en la producción y la productividad agrícola, actividad que de manera sostenida debe recibir el soporte gubernamental. Otra serie de medidas, que han sido enumeradas en el presente trabajo, podrán complementar al esfuerzo de producir más alimentos, con el fin de hacerlos más accesibles a los grupos más desfavorecidos de la sociedad. Dentro de éstos, existen grupos poblacionales todavía más vulnerables, conformados por niños, mujeres y ancianos, que requieren, además, de políticas asistenciales y preventivas. Los programas sociales que se fueron implantando en los últimos años en muchos países, tendrán que ser reforzados con una visión de apoyo, contención del hambre y prevención de la
desnutrición.

Desde el sector salud podemos hacer contribuciones importantes para paliar, sobre todo, la desnutrición, pero no podemos parar el hambre o la escasez de alimentos. Esto requiere otro nivel de compromiso e intervención.

La coyuntura debe servir para crear conciencia sobre el alza del costo de los alimentos, sus efectos sobre el acceso a los alimentos por parte de la población y de cómo estos producen inseguridad alimentaria, hambre y desnutrición. El acceso a los alimentos es una de las determinantes sociales de la salud más importantes y fundamentales, que a su vez es resultado de la pobreza y de la distribución desigual del ingreso. El hambre es consecuencia ineludible de la pobreza, que se hace más perceptible en un momento de crisis como el que ahora se vive. Su enfrentamiento requiere gran voluntad política y acción coordinada e intersectorial, en los diferentes niveles de gobierno.

BIBLIOGRAFIA
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