miércoles, 20 de enero de 2010

Momento clave para el Movimiento Sin Miedo


Nunca como ahora el Movimiento Sin Miedo (MSM) tuvo una mejor oportunidad para relanzar su proyecto político y convertirse en un partido con presencia nacional. Hasta el mes de diciembre el MSM se había convertido en un partido paceño, concentrado en el manejo municipal. Durante diez años dirigió y administró el más complejo y complicado municipio del país, demostrando que era posible recomponerlo y poner las cosas en orden. Como ellos mismos lo afirman, entraron a la cueva de Alí Babá y lo sacaron de ella junto a sus cuarenta amigos. Los que tienen memoria saben cuán podrida estaba la Alcaldía paceña. Ahora es un ejemplo de gestión, Juan del Granado lo pudo hacer junto con su equipo de militantes entregados a su causa, gran parte de ellos provenientes del viejo mirismo de izquierda y de grupos de la izquierda nacional. Todos coadyuvaron para poner en marcha esta maquinaria edil renovada.

Sin embargo, cuando menos se lo esperaban, los líderes del MAS hicieron a un lado al MSM y anunciaron que postularían solos al municipio paceño y ganarían las elecciones con sus propios candidatos. Con una actitud soberbia y poco elegante dieron un coletazo sin mayores escrúpulos a su aliado de años y nombraron su propia candidata, la ex parlamentaria, Elizabeth Salguero. Poco antes Juan del Granado había invitado al aliado a bailar esta cueca a dúo, pero nadie le respondió y lo dejaron con el pañuelo blanco en la mano.

El desaire colocó al MSM en una coyuntura propicia, un desafío que aceptó no solo en La Paz sino a nivel nacional. Relanzó su proyecto tensionando a sus escasa filas que pronto se vieron demandadas y solicitadas en todos los rincones del país por nuevos militantes y gente interesada en participar activamente en la campaña de abril. También hubo un acercamiento de simpatizantes del MAS y de líderes locales que ven en el MSM un proyecto dentro del “proyecto de cambio”, un partido consecuente que puede responder a sus expectativas y proyecciones políticas sin salirse ni traicionar el gran proyecto estratégico nacional. El impulso se vio recompensado con la presentación de planchas en casi todo el país, incluyendo municipios pequeños. La campaña hasta el 4 de abril mostrará esta presencia y será una inmejorable oportunidad para diferenciar al MSM del MAS, con el que tienen coincidencias estratégicas pero diferencias tácticas.

El Movimiento Sin Miedo (MSM) ya ha anunciado algunas de las piezas clave de su campaña. Ratifica su posición de izquierda democrática que abogará por impulsar, dentro del proceso de cambio, una gestión fuerte pero inclusiva, sin antagonismos y con un alto sentido democrático. Abogará, también, por una gestión más eficiente que lleve con transparencia a una transformación productiva, económica, institucional y política.

Como corresponde a un partido que se precie de tal, el MSM lanzó una amplia convocatoria a constituir alianzas con los movimientos sociales, las agrupaciones ciudadanas, sociedad civil y personalidades, mismas que respondieron favorablemente y conformaron candidaturas que molestaron al Presidente y Vicepresidente, quienes los calificaron de entristas y de suchas, olvidando que los movimientos sociales no tienen dueño y no son un partido en si mismos, y olvidando que ellos sí hicieron entrismo y en filas non sanctas como las de la Unión Juvenil Cruceñista.

El desafío está lanzado y el MSM se pone a la altura del mismo o pasa a la historia como otro bonito intento. Es su mejor oportunidad y, probablemente, el mejor indicador de su consolidación sea una victoria repetida en la Alcaldía de La Paz, con un candidato nuevo, Luís Revilla. Si lo logra, Juan del Granado tendrá otro espacio de actuación más amplio y un tobogán largo hasta el 2015, donde puede aparecer como una válida opción presidencial, con liderazgo ganado a pulso y sudor de años de militancia progresista.