Por Fernando Rocabado Quevedo* y Arnaldo Aliaga Pacheco**
Visto el proceso de la pandemia en todo el mundo y las dificultades de su control, la vacunación surge como la gran esperanza y, tal vez, el único medio para controlar en un futuro cercano este fenómeno de la salud pública que ya está cobrando 3.882.671 vidas. En Bolivia la tercera ola se ha manifestado con una mayor rapidez en el contagio y un incremento notable en muertes. En general en Latinoamérica se avanza con dificultad en la vacunación, que se manifiesta muy desigual en su cobertura, más aún si comparamos con Norteamérica. Mientras existe un grupo de países que ya se acerca al 50% de cobertura (Chile, USA y Uruguay); otro grupo está alrededor del 10% de cobertura (Brasil, Argentina, México, Colombia, Costa Rica y otros) y, existe uno más rezagado, con coberturas más bajas, de cerca del 5% (Bolivia, Ecuador, Paraguay y otros).
En el caso de Bolivia, el plan de vacunación contra la COVID-19 que el Gobierno se ha
trazado, no está siendo cumplido a cabalidad; hasta el momento se aplicó un total de 2.227.967 vacunas,
de las cuáles 1.658.589 personas recibieron la primera dosis y 609.192
recibieron la segunda dosis. No se ha cumplido cabalmente ni con los grupos de
edad de mayores; ni un tercio de los mayores de 60 años ha recibido su segunda
dosis, y solo el 18% de los mayores de 40 años ha recibido las dos dosis. En
seis meses del programa de vacunación sólo se ha vacunado al 5,1% de la
población, lo que significa que hasta fin de año se podría llegar al 10% de la
población y que, para vacunar al 80% necesitaríamos de 7 años más de campaña, cuando
lograríamos la ansiada inmunidad de rebaño. A la falta de vacunas se ha sumado una
falta de interés de gruesos sectores de la población para vacunarse; razón por
la cual, el Gobierno ha tenido que ir bajando los grupos de edad a ser vacunados,
ahora pueden hacerlo los mayores de 30 años; o sea, su estrategia es ampliar la
población, en vez de ampliar la vacunación.
Para nosotros, las causas de este incumplimiento
pueden tener una de las siguientes explicaciones principales:
1. Falta de vacunas. - Se han
hecho cientos de críticas a la gestión del plan de vacunación del gobierno, se
han encontrado fallas, falta de coordinación, falta de recursos humanos, de
infraestructura, de la cadena de frío y otras, pero, consideramos que la falla
principal es la falta de vacunas o su escasa cantidad, que ha llevado a
interrumpir la vacunación en departamentos enteros o en centros de vacunación,
y a no cumplirse el cronograma fijado en el plan. Estas irregularidades en la
campaña de vacunación conllevan una reacción natural de la gente, que se siente
insegura y defraudada en cuanto a sus expectativas de vacunación, lo que incide
en el surgimiento de un malestar social.
Las importaciones se han venido haciendo de manera
irregular, a veces en pequeñas a cantidades, como goteando, pareciera que se
está a la espera de una donación, o de las vacunas de COVAX, que solo dará para
el 20% de la población. De las vacunas compradas hasta la fecha, el 72% son las
Xinopharm, de China; 17% son la Sputnik, rusas; 6% AstraZéneca, de origen indio;
y el 5% es Pfizer, llegadas a través del mecanismo COVAX.
El mercado internacional se encuentra con gran
demanda, cuyas compras han sido acaparada por las potencias del norte,
principalmente en relación a las vacunas más caras y de mayor efectividad. Como
vimos, parece que el destino de nuestro programa tiene que basarse en la compra
de vacunas chinas y rusas, pero debe ser una compra masiva, como han hecho los
chilenos; o sea, se trata de hacer lobby, pero con la chequera en la mano; las actitudes
pedigüeñas y de búsqueda de donaciones no condicen con la premura de las
acciones requeridas.
Ahora que los gobiernos departamentales han sido
autorizados para importar, creemos que se debe trabajar de manera
complementaria y constructiva, no de manera competitiva. Ya los gobiernos
locales se han dado cuenta de la dificultad de la tarea y están tratando de
sumar esfuerzos y recursos, para realizar alguna compra grande, que muy bien podría
ser con la sumatoria de los recursos del gobierno central más. Algunos
gobiernos como el de La Paz, ya han anunciado que no participarán en la compra
de vacunas, porque La Paz no las necesita según la ocurrencia de su flamante
Gobernador (SIC). Lo importante al final de cuentas, es saber si tenemos la
certeza de los recursos y los contratos para satisfacer nuestra necesidad de 15
millones de dosis, suficientes para lograr la inmunidad de rebaño, único camino
para parar el contagio comunitario, tarea central del programa nacional de control
de la pandemia.
2. Mercado mundial discriminatorio. - La política mundial de distribución de las
vacunas se ha mostrado desigual y discriminatoria para con los países de
menores recursos; desigualdad que se nota en América, y se percibe ahora con
mayor fuerza en los países del África, continente donde la pandemia comienza a
crecer.
Esta
situación, junto a las otras políticas de distanciamiento social y cuarentena,
han desatado malestar social, que expresa la crisis sanitaria y económica por
la que estamos atravesando. La situación, deberá pasar por políticas más decididamente
colaborativas de parte de los países ricos para con los pobres, mismas que van
desde reforzar los mecanismos de distribución como el COVAX, manejado por la
OMS, hasta millonarias donaciones en vacunas, para alivianar la pesada carga de
los países pobres, tal es el caso de los 500 millones de vacunas de Pfizer,
ofrecidas como donación por el presidente Biden. No han faltado las voces que
claman por un levantamiento de las patentes de los laboratorios dueños de las
vacunas, medida que no es fácil y no depende de organismos internacionales
multilaterales de salud como la OMS, cuando existen una serie de normas,
reglamentos y acuerdos industriales y de comercio internacional que las
protegen. Un paso semejante tendría que darse de acuerdo mutuo entre los países
y las fabricantes, con asistencia de los organismos internacionales, tarea nada
fácil, pero que la dejamos en suspenso, como un extremo de verdadera
solidaridad. Entretanto el total de personas vacunadas en el mundo es de 776.116.123,
estando el 80% en los países más ricos. La desigualdad en la capacidad de
prevenir utilizando vacunas, únicamente se borrará cuando todos movilicen
recursos, para solventar este gasto que debe ser de la humanidad en su
conjunto.
3. Labor de zapa de los antivacunas. - Siempre han abundado
los antivacunas que se han encargado de minar solapadamente los esfuerzos por
controlar las enfermedades inmunoprevenibles y, en este caso, la Covid-19, de
emergencia mundial. La labor de socavar y desacreditar la lucha contra el virus
se ha visto desde el comienzo de la pandemia y, con más fuerza, a partir del
manejo libre de las redes sociales, que se han convertido en grandes difusoras
de otra pandemia, llamada infodemia, o sea, distribución indiscriminada de
fakes, bulos y memes, normalmente de oscuros orígenes, pero con voluntariosos distribuidores
de la falsa y normalmente acientífica información.
Hay
antivacunas en todos los países y en todos los continentes, pero pareciera que
éstos hacen más mella en los países donde existe menos nivel de educación e
instrucción, como es el caso de Bolivia. Desde un comienzo hemos sido objeto de
una información malintencionada, destinada a corroer la médula de las políticas
públicas aplicadas, principalmente las relacionadas con las vacunas. En audios
y videos los antivacunas propalan que las vacunas son peligrosas, que modifican
el ADN, que causan infertilidad, que sirven para introducir un microchip
destinado a reducir la población, por orden de Bill Gates y otros millonarios,
según una versión ultra propalada con el título de antiglobalista.
En
Bolivia los mensajes han salido más burdos e ingenuos; corre la voz en el área
rural de que la vacuna vuelve “hombre lobo” al que se inyecta; si se ha
aplicado la primera dosis, no se aplique la segunda -dicen- porque las “vacunas
han salido muy dañinas “, están matando gente. Estos y otros bulos se difunden,
posiblemente con más efectividad que los del Gobierno, quien, a partir del Viceministerio
de Comunicación hace sus intentos aclaratorios que, a todas luces son insuficientes;
ellos deben ser objeto de verdaderas políticas públicas de comunicación social
y educación sanitaria orientadas a la población general, tensionando todo el
sistema de salud, el de educación y los medios de comunicación existentes.
Referencias. -
1)
https://www.facebook.com/1404775899773997/posts/2832984226953150/
*Médico
Salubrista Epidemiólogo **Estadístico
Cochabamba,
24 de junio 2021