Hospital de Tercer Nivel con construcción paralizada por serios cuestionamientos a su estructura |
Antes y después de su posesión como Alcalde electo de
Punata, el señor José Gonzáles prometió la construcción de un Hospital de Tercer
Nivel en su municipio. La idea fue secundada por autoridades gubernamentales
del departamento y del país. El Asambleísta Departamental del Valle Alto,
Milton Zerna, expresó que entre las principales obras propuestas en esta
gestión está la concreción de este hospital. Al comienzo de su gestión el
Alcalde electo ya anunció que mantuvo reuniones con autoridades, directivos
hospitalarios y subcentrales para comenzar a planificar los dos años de gestión
que le restan, donde, si es consecuente con lo anunciado, deberá construir el
mentado Hospital de Tercer Nivel, que muy bien le gustaría tener al
Departamento de Cochabamba en su conjunto.
O sea desde el punto de vista político parece que todo está
listo. Falta saber lo que pasa desde el punto de vista técnico.
¿El Municipio de Punata podrá hacerlo mejor que el del
Cercado? ¿Tiene la población, los recursos humanos y materiales para hacerlo? ¿Por
qué incluye en su agenda política una tarea que ahora es del Gobierno Departamental?
¿El talón de Aquiles del sistema de salud son los hospitales de tercer nivel o
más bien, los de menor nivel? Estas son algunas preguntas que debieran hacerse
los planificadores de la salud departamental antes de ofrecer nada en materia
de infraestructura hospitalaria.
Punata tiene una población cercana a los 50.000 habitantes. Las recomendaciones del propio Ministerio de Salud hablan de tener un Centro de Salud con Camas por cada 40.000 habitantes. Sin embargo, y tal vez por atender a otras localidades del Valle Alto, Punata ya dispone en la actualidad de un Hospital de Segundo Nivel, que es uno de los 14 hospitales potenciales de segundo nivel que tiene Cochabamba y que muy bien podría ser reforzado. De estos, sólo cinco funcionan regularmente y cumplen las funciones para las que fueron construidos. Es justo reconocer que el Hospital de Punata parece ser uno de los mejores cinco hospitales de segundo nivel que tiene el Departamento, según criterio de las propias autoridades del SEDES, criterio que está sujeto al análisis de su propia información estadística. Según los del SEDES, los otros hospitales que podrían ser calificados como de Segundo Nivel son los de Sacaba, Quillacollo, Villa Tunari e Ivirgarzama, capaces de resolver problemas de salud de mediana complicación. Los otros nueve hospitales llamados de segundo nivel, no cumplen esta función y terminan siendo nada más que simples edificaciones, sin recursos materiales ni humanos y sin cumplir la función social para la que fueron creados. Hasta hace poco existían en el Cercado otras cuatro edificaciones para hospitales de segundo nivel en construcción lenta o semiparalizada, y otra construcción para tercer nivel, paralizada en los mismos predios del Hospital General, quien sabe por qué designios maléficos.
Si todo este potencial de segundo
nivel se ejecutara y cumpliera adecuadamente, probablemente la situación de la
demanda hospitalaria sufriría un cambio radical en el Departamento, que al
igual que en el resto del país, tiene su mayor déficit en los hospitales de
segundo nivel y, ni qué decir, en los centros del primer nivel.
En el país, la disponibilidad de
camas en el Nivel III supera el nivel estándar de 2 camas por 1000 habitantes,
en tanto que en el Nivel II no llega ni a la mitad, principalmente en el área
rural. El Nivel I no solo que no cumple el aspecto cuantitativo sino que está
lejos de cumplir los requerimientos cualitativos para una buena atención. De
entre estos, lo más preocupante es el bajo índice de ocupación de sus escasas camas,
principalmente en los hospitales básicos y en los centros de salud con camas,
lo que exige una distribución más racional de estos recursos, utilizando
criterios técnicos que eviten, además, duplicación de servicios o de
construcciones.
Nuestro más importante hospital, el Hospital Viedma, adolece
de una serie de deficiencias y hace lo imposible para sobrevivir como Hospital
de Tercer Nivel. De vez en cuando se queda sin medicamentos por descuido de los
burócratas municipales de comprar a tiempo los medicamentos (veremos qué pasa
con el nuevo responsable: la Gobernación). La falta de medicamentos en los dos
primeros niveles hace que la gente acuda en masa al nivel superior por
cualquier motivo nimio, aunque crónicamente los pacientes van al tercer nivel a
ser atendidos hasta de un simple resfrío. Esto provoca congestión de pacientes
y falta de recursos humanos y materiales. Sus directivos hacen malabares para
mantener su nivel no solo de atención, sino académico y científico. Y es que un
Hospital de Tercer Nivel es un centro de la más alta especialidad, donde no
solo debe atender la internación por especialidad y sub-especialidad, sino
también la atención ambulatoria de especialidad,
los servicios complementarios de diagnóstico y tratamiento de alta tecnología y
complejidad. En teoría, además, debería realizar acciones de promoción, prevención y
rehabilitación sanitaria.
Resulta muy fácil para los
políticos de hacer ofertas de campaña y, peor aún, de construir edificios que
quedan como monumentos a la demagogia y a la improvisación, de los cuales
tenemos muchos ejemplos en nuestra tierra. De cumplirse el ofrecimiento del
Alcalde Candidato por parte del Alcalde Electo, el futuro Hospital de Tercer
Nivel de Punata está destinado a convertirse en uno más de estos elefantes
blancos, construidos al fragor de las campañas eleccionarias y sin sustento
técnico. En caso de que esto suceda su futuro está claro, será de despilfarro,
desocupación e incertidumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario