miércoles, 7 de noviembre de 2012

Bolivia: poca conciencia antitabáquica


Leyendas que aparecen en cajetillas de cigarro en el Uruguay
Se estima que alrededor de 5 millones de personas mueren en el mundo por causa del tabaco, por esto, muchos países han comenzado a aplicar políticas duras contra este hábito. Otros, como el nuestro, tienen políticas tibias y la mayor parte de su población piensa que el problema no existe. No se ha percatado que un tercio de los estudiantes de 13 a 15 años ya ha tenido contacto con el tabaco (encuesta GYTS/CELIN, 2003). La epidemia del tabaquismo continúa en crecimiento en nuestro país.
 
Sin embargo, el problema no es sólo para los que fuman, sino, también para los que no fuman y están expuestos al Humo de Tabaco Ambiental (HTA). El HTA contiene más de 4.000 compuestos químicos, de los cuales más de 50 comprobadamente carcinógenos y, el resto, con gran cantidad de irritantes y tóxicos.

El HTA convierte al no fumador en fumador pasivo o involuntario. Está expuesto involuntariamente a este humo que se conoce también como humo de segunda mano, que de ninguna manera es inocuo. Una de cada 10 muertes por tabaco se relaciona con el humo de segunda mano; produciendo un total de 600.000 muertes prematuras por año, cuyas causas mas frecuentes son enfermedades cardiovasculares y respiratorias; cáncer de pulmón, enfermedad coronaria, muerte súbita en infantes, bajo peso al nacer y otras.

Los lugares más frecuentes donde ocurre la exposición al HTA son el hogar, principalmente cuando los padres son fumadores; los lugares públicos: lugares de trabajo, bares, restaurantes, escuelas, universidades, hospitales, centros de salud e instituciones sociales. Es, también de alta importancia, la exposición en vehículos privados, de transporte público y aviones, donde las políticas han incido con más fuerza y efectividad.

Según la encuesta mencionada, en Bolivia el 59,7% de los jóvenes fumadores y el 32,9% de los no fumadores se encuentran expuestos al HTA en sus hogares. En los lugares públicos esta exposición es del 79,2%  entre los jóvenes fumadores y el 47,2% entre los no fumadores.

Frente al grave problema del tabaquismo en el mundo, la OMS ha tomado cartas en el asunto haciendo recomendaciones para orientar políticas públicas y aumentar la conciencia en la población y entre los líderes y los políticos del mundo entero. La OMS ha puesto en ejecución el Convenio Marco para el Control de Tabaco (CMCT), que es el primer tratado internacional de salud pública desarrollado reconociendo la necesidad de una estrategia global para confrontar una epidemia global que los países no pueden solucionar de manera aislada. El CMCT entró en rigor el 27 de febrero de 2005, y fue firmado por 168 Estados Partes, entre ellos el nuestro.

El CMCT ha estado emitiendo una serie de pautas y requerimientos para la implementación de políticas efectivas para el control del tabaco. De manera sintética, cuatro de estas intervenciones resultan las más costo-efectivas para reducir el tabaquismo:

- El aumento en los impuestos y en los precios de los productos de tabaco;
- Las prohibiciones de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco;
- Las advertencias sanitarias en las cajetillas del tabaco;
- La creación de ambientes libres de humo de tabaco.

Por su efectividad, enfatizaremos en los Ambientes Libres de Humo de Tabaco, que son espacios físicos sin humo de tabaco, destinados a beneficiar a la salud de las personas que conviven, trabajan o visitan ese lugar. El fundamento para su creación se basa en el riesgo que significa para la salud la exposición al HTA y en el derecho que tienen todas las personas de respirar un aire limpio, exento de humo de tabaco. La mayoría de las personas en el mundo no es fumadora y tiene derecho a no estar expuesta al humo de segunda mano producido por otras personas. Por lo demás, la creación de ambientes 100% libres de humo no es discriminación contra los fumadores, puesto que también ellos se benefician.

La mayor parte de los países ya han prohibido fumar en todos los lugares de trabajo y, algunos más adelantados, lo han hecho hasta en los bares y los restaurantes, con resultados altamente satisfactorios y llamativos. En los países con mayor nivel de educación el impacto de los espacios libres de humo de tabaco ha repercutido no solamente en la disminución de la contaminación y del número de cigarrillos fumados, sino, y lo más importante, ha incidido en la conciencia de la gente y en la disminución de la aceptación social que el fumar tenía hasta hace algunos años. La erosión de esta aceptación social es lo que produce mayor miedo entre las grandes industrias tabacaleras.

En nuestro país no existe una real conciencia antitabáquica. Los políticos toman el hecho de manera superficial y secundaria. El mismo Ministerio de Salud tiene políticas suaves, que no acompañan las indicaciones del CMCT y, por lo tanto, no se cumplen los compromisos asumidos por el mismo gobierno. Las políticas institucionales contra el tabaco son blandas en la mayor parte de los lugares públicos y privados, donde es fácil encontrar personas fumando pese a las prohibiciones existentes. Los mismos padres de familia no respetan el derecho de sus hijos a vivir en espacios libres de humo de tabaco; fuman en sus hogares sin tomar en cuenta la opinión y menos la salud de sus hijos. De esta manera, los jóvenes son los más expuestos y es el grupo poblacional donde el tabaquismo se incrementa con mayor rapidez. Los jóvenes de las ciudades y los que pertenecen a los sectores de clase media parecen ser los que en mayor proporción se inician en el tabaquismo. Este fenómeno, ahora,  es más notorio en el grupo de las mujeres donde se va incrementando su incidencia. Frente a este panorama, sólo resta impulsar  las políticas más adecuadas, que son conocidas y globales gracias al CMCT. Únicamente necesitan comprensión, toma de conciencia y decisión política.

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