El sábado de Resurrección no estuvo exento de sorpresas y novedades para los simpatizantes de COMUNIDAD. El Primer Responsable del partido de Carlos Mesa en Cochabamba, Saúl Lara, convocó a unas inusuales como intempestivas elecciones, mediante convocatoria pública, utilizando las redes sociales. La mencionada convocatoria llamaba a la elección de su Directiva Departamental en Cochabamba, misma que está conformada por siete comisiones, que hasta el mes de enero estuvieron siendo manejadas por algunos dirigentes invitados. En el momento que sus miembros hicieron algunas observaciones al funcionamiento del partido e hicieron sugerencias para mejorar su organización, dejaron de funcionar y no fueron nunca más convocadas por el mencionado Primer Responsable Departamental; seguramente molesto porque algunas de las observaciones iban dirigidas a su persona, por ejemplo, el reclamo de que debía estar presente de manera permanente en el Departamento. El Señor Lara, ocupa también, cargos partidarios en La Paz, donde pasa la mayor parte del tiempo.
La curiosa convocatoria, en un partido que está naciendo, adolece de varias fallas que debieran ser analizadas. En primer lugar, fueron convocadas con 30 horas de anticipación, cuando la Ley de Organizaciones Políticas estipula que las elecciones internas partidarias deben hacerse por lo menos con 30 días de anticipación. En segundo lugar, la convocatoria llama a elegir solo a las direcciones medias, y pare de contar, cuando todos saben que, para que un proceso sea democrático, las elecciones deben servir para que las bases puedan elegir a sus directivos, en este caso departamentales. O sea, los convocantes se guardaron muy bien de hacer valer la elección solo hasta una escala debajo de sus cargos. Todo es elegible, menos sus propios cargos.
Como es un partido en virtual nacimiento, con menos de tres meses de vida, sus bases no están organizadas y, la mayor parte están en vías de aglutinación. En casi todo el departamento no existen directivas organizadas, ni en territorios ni en sectores o gremios. A todos estos grupos la convocatoria los pilla también desprevenidos y no saben cómo reaccionar de forma ordenada. Los únicos que se movilizan de manera certera son los allegados al Primer Responsable que, con antelación, se fueron movilizando entre sus simpatizantes. Los potenciales contrincantes no tuvieron tiempo ni para reaccionar. La convocatoria estipula tres días, empezando el lunes 22, para registrar a la militancia; un día, el jueves 25, para inscribir a las fórmulas que se postulen, y el viernes, para elegir a las fórmulas de los desconocidos aspirantes. A todas luces el procedimiento está viciado y está plagado de errores. Aun así, fueron aprobados por el Responsable Nacional de organización, José Antonio Quiroga, únicamente para el Departamento de Cochabamba.
Muchos de los sectores profesionales cuentan con simpatizantes, que pretenden apoyar a Carlos Mesa en el momento de las elecciones, pero no tienen ninguna estructura como para organizarse y elegir con conocimiento a sus potenciales líderes. Este fenómeno se reproduce en todos los sectores y territorios. La confusión y el desconocimiento cunden. En el partido embrionario, se pretende registrar una militancia desconocida, para elegir directivos que nadie conoce, ni en el propio sector. La elección no será prometedora más que para los que promulgaron la ley. Se ha aprendido mucho de estos 13 años de autoritarismo.
En un partido de ciudadanos debiera haber opción para que los ciudadanos mínimamente informados tengan también la opción de opinar o elegir a sus conductores. De la misma manera, las plataformas y colectivos, tan ensalzados en los comienzos, no figuran ni en los grupos a elegir, menos entre los aliados de este movimiento, que se mueve alrededor de la imagen de Carlos Mesa, quien debiera tener el conocimiento y la palabra final, para ordenar su movimiento y ponerlo en sintonía con la aspiración ciudadana de ganar las elecciones nacionales.
La curiosa convocatoria, en un partido que está naciendo, adolece de varias fallas que debieran ser analizadas. En primer lugar, fueron convocadas con 30 horas de anticipación, cuando la Ley de Organizaciones Políticas estipula que las elecciones internas partidarias deben hacerse por lo menos con 30 días de anticipación. En segundo lugar, la convocatoria llama a elegir solo a las direcciones medias, y pare de contar, cuando todos saben que, para que un proceso sea democrático, las elecciones deben servir para que las bases puedan elegir a sus directivos, en este caso departamentales. O sea, los convocantes se guardaron muy bien de hacer valer la elección solo hasta una escala debajo de sus cargos. Todo es elegible, menos sus propios cargos.
Como es un partido en virtual nacimiento, con menos de tres meses de vida, sus bases no están organizadas y, la mayor parte están en vías de aglutinación. En casi todo el departamento no existen directivas organizadas, ni en territorios ni en sectores o gremios. A todos estos grupos la convocatoria los pilla también desprevenidos y no saben cómo reaccionar de forma ordenada. Los únicos que se movilizan de manera certera son los allegados al Primer Responsable que, con antelación, se fueron movilizando entre sus simpatizantes. Los potenciales contrincantes no tuvieron tiempo ni para reaccionar. La convocatoria estipula tres días, empezando el lunes 22, para registrar a la militancia; un día, el jueves 25, para inscribir a las fórmulas que se postulen, y el viernes, para elegir a las fórmulas de los desconocidos aspirantes. A todas luces el procedimiento está viciado y está plagado de errores. Aun así, fueron aprobados por el Responsable Nacional de organización, José Antonio Quiroga, únicamente para el Departamento de Cochabamba.
Muchos de los sectores profesionales cuentan con simpatizantes, que pretenden apoyar a Carlos Mesa en el momento de las elecciones, pero no tienen ninguna estructura como para organizarse y elegir con conocimiento a sus potenciales líderes. Este fenómeno se reproduce en todos los sectores y territorios. La confusión y el desconocimiento cunden. En el partido embrionario, se pretende registrar una militancia desconocida, para elegir directivos que nadie conoce, ni en el propio sector. La elección no será prometedora más que para los que promulgaron la ley. Se ha aprendido mucho de estos 13 años de autoritarismo.
En un partido de ciudadanos debiera haber opción para que los ciudadanos mínimamente informados tengan también la opción de opinar o elegir a sus conductores. De la misma manera, las plataformas y colectivos, tan ensalzados en los comienzos, no figuran ni en los grupos a elegir, menos entre los aliados de este movimiento, que se mueve alrededor de la imagen de Carlos Mesa, quien debiera tener el conocimiento y la palabra final, para ordenar su movimiento y ponerlo en sintonía con la aspiración ciudadana de ganar las elecciones nacionales.
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