viernes, 24 de julio de 2020

Enfermedad y muerte en elecciones: el caso de República Dominicana

Por Fernando Rocabado Quevedo* y Arnaldo Aliaga Pacheco**

 Introducción.-

El surgimiento de la pandemia por coronavirus ha significado serios contratiempos para los procesos democráticos en el mundo. Al 11 de junio alrededor de 66 países (1) han postergado elecciones, ya sea presidenciales, parlamentarias, municipales o referéndums de consulta. Otros 33 países han sostenido la decisión de mantener su calendario electoral, con un sinnúmero de precauciones. Muchos de ellos no pueden cambiarlos por cuestiones legales o de respeto a su constitución. En el caso de Latinoamérica 12 países han postergado sus elecciones, entre ellos República Dominicana y Bolivia, para las generales; Uruguay, para departamentales y municipales; Chile, para referendo constitucional (1).

En la mayor parte de los casos, el tiempo de la postergación no ha sido suficiente para evitar los contratiempos que significa la superposición de la pandemia y la campaña electoral. Es el caso de República Dominicana, que ha realizado sus elecciones, el 5 de julio 2020, tal como se propuso en el momento de postergarlas. Como no podía ser de otra manera, estas han resultado ser elecciones atípicas, en momentos de crisis sanitaria, que han tenido serias repercusiones para la salud del pueblo dominicano, aunque estas no siempre han sido consideradas como negativas o de importancia por los partidos políticos en pugna. Existe una división de opiniones al respecto; unos que minimizan el impacto en la salud y, otras, que tratan de mostrar el impacto en la salud y en la tendencia de la epidemia por Covid-19.  Frente a esta lectura doble, nos hemos propuesto hacer un seguimiento y estudiar los datos de incidencia de casos de la enfermedad y de las muertes que ella produjo en la etapa eleccionaria; o sea, nuestra intención y nuestro enfoque es principalmente sanitarista, aun sabiendo que existen otras motivaciones, ya sea para postergar o realizar por cualquier medio las elecciones programadas. Es importante anotar que, en el mes de febrero se programaron elecciones municipales, que son previas a las generales, en las que se probó la aplicación de metodología automatizada, que tuvo dificultades en su operación, por lo que tuvieron que ser suspendidas  a las dos horas de comenzadas las elecciones, mismas que tuvieron que ser realizadas en marzo con la metodología habitual. 

Metodología. -

El primer caso de Covid-19 en República Dominicana fue diagnosticado el 3 de marzo de 2020, sin embargo, el análisis que realizaremos será a partir del 3 de mayo de 2020, cuando ya había 7.578 casos acumulados. La información utilizada la hemos obtenido del European Centre for Disease Prevention and Control (4) donde se registran todos los días los casos diagnosticados y los decesos, de todos los países del mundo. Para amortiguar las diferencias diarias hemos sumado las cifras de los siete días de la semana y los hemos presentado como casos y decesos por semana. Estos están presentados en la tabla 1, donde, además, hemos sumado la totalidad de los casos y de los decesos de manera acumulada. También se ha calculado el incremento de los nuevos casos y los nuevos decesos por semana, restando los de una semana con los casos y decesos de la anterior, por eso se tienen valores positivos y negativos, estos últimos cuando hay decrementos. 

Para fines de estimación de las tendencias hemos separado las 6 primeras semanas, del 03/05/20 al 07/06/20, denominándolas Preelectorales, de las siguientes 6, del 14/06/20 al 19/07/20, o sea alrededor de la fecha de elecciones, que las hemos denominado Electorales; en éstas estarían cuatro dedicadas a la campaña electoral y, las dos últimas, a la etapa Postelectoral, donde se entiende se presentarían la mayor parte de los casos y decesos producto del mismo acto electoral del 5 de julio.

     Tabla 1


El procesamiento de datos, el modelo y las gráficas han sido elaboradas con el lenguaje R, de alta confiabilidad. En las gráficas, las líneas discontinuas de color rojo, representan al modelo polinomial cúbico que se ha elaborado, ajustado al conjunto de datos observados. 

Resultados. -

La Gráfica 1 nos muestra una línea de tendencia ascendente suave hasta el 14 de junio, a partir de esa fecha la tendencia se hace mucho más pronunciada. En las primeras seis semanas, del 3 de mayo al 7 de junio, se presentaron 13.269 casos y, desde el 14 de junio al 19 de julio, se presentaron 32.324 casos. Es decir, que en la etapa Electoral hubo 2,3 veces más casos que en la etapa Preelectoral. En el período estudiado el número de casos se incrementó de 7.578 hasta 51.519, lo que equivale a un aumento de 6,8 veces más.     

            

     Gráfica 1

 

La curva polinomial de la Gráfica 2 nos muestra un ascenso notorio de los decesos por Covid-19 desde mediados de junio, justo cuando la mortalidad había tenido un descenso notorio en el mes anterior, hasta el 19 de julio, dos semanas después de la fecha de elecciones. En las primeras seis semanas, Preelectorales, se presentaron 263 defunciones y, en las seis semanas siguientes, Electorales, se presentaron 435 defunciones. Es decir, que en la etapa Electoral hubo 1,7 veces más muertes que en la etapa Preelectoral. En el período estudiado el número de muertes se incrementó de 326 hasta 971, lo que equivale a un aumento de 3,0 veces más.    

  

     Gráfica 2                                                                           


La Gráfica 3 refleja el incremento de casos por semana, donde la curva polinómica se muestra notoriamente ascendente en las semanas Electorales, con aumentos positivos superiores a los mil casos en cuatro de ellas, y un promedio en el aumento semanal de 1.020 casos. En las dos semanas posteriores a las elecciones el aumento fue de 1420 casos semanales. En tanto que, en las semanas Preelectorales, el incremento semanal promedio fue de 116 casos; esto significa que en el período Electoral hubo 9 veces más casos semanales que en el Prelectoral y, en el Postelectoral, 12,2 veces más.

 

    Gráfica 3                                                                               

  

La Gráfica 4 refleja el incremento de decesos por semana, donde la curva polinómica se muestra como una S echada, cuya segunda curva tiene su pico cerca del día de las elecciones. Se nota que en la etapa Preeleccionaria había un notorio control de la mortalidad, con un incremento promedio negativo semanal de -3; en tanto que en el período Eleccionario el incremento promedio semanal fue de 8,8 defunciones.  Este incremento promedio en las dos semanas de la etapa Postelectoral ha sido de 11,5 defunciones por semana. 


    Gráfica 4                                                                                    

 

Finalmente, con los parámetros del modelo hemos realizado una proyección (Tabla 2) para las seis semanas de la etapa Preelectoral y, otra, para las seis semanas de la etapa Electoral, calculando los casos promedio semanales estimados y comparándolos con los observados. En la etapa Preelectoral, como era de esperar, la diferencia entre ambos fue casi cero; en tanto que, en la etapa Electoral se estimaron 4.062 casos promedio semanales, y se observaron 5.387 casos, siendo la diferencia de 1.325 casos excedentarios por semana; y en las seis semanas Electorales, 7.950 casos.   En porcentajes, la diferencia entre observados y estimados fue de 32,6%, lo que significa que un poco más del tercio de los casos entre el 14 de junio 2020 al 19 de julio 2020 pueden atribuirse al proceso eleccionario.

                   Tabla 2.-

                   Etapa

Casos Promedio estimados

Casos Promedio observados

Porcentaje Diferencia

Fecha

Pre electoral

1612

1612

99.998

3/5 al 14/6

Electoral

4062

5387

132.6

14/6 al 19/7


Discusión. -

La primera constatación sobre las elecciones presidenciales de República Dominicana, es el elevado ausentismo, principalmente de los grupos de riesgo; según la Junta Central Electoral (JCE), solo el 55% de los electores (2) asistieron a votar, en números absolutos significa que de los, 7.529.932 habilitados, asistieron a votar voluntariamente, 4.163.275 electores, lo que ya debe hacer pensar sobre la real representación democrática de los que salieron elegidos en estas condiciones. Si bien, para fines formales un gobierno elegido de esta manera es legítimo, en los hechos muestra una debilidad de representación democrática. Gran parte de los observadores y comentaristas, atribuyen este bajo caudal de votantes a su temor para contagiarse del coronavirus.

Las elecciones fueron para Presidente, Vicepresidente, senadores y diputados; se hicieron por acuerdo interpartidario, aplicándose una normativa elaborada para prevenir la diseminación del virus, así, se prohibió la celebración de mítines y actos multitudinarios a partir del 17 de marzo. Asimismo, el 26 de mayo la Junta Central Electoral aprobó lo que se denominó el “Protocolo Sanitario para aplicar en los Recintos y Colegios Electorales en las Elecciones Extraordinarias Generales Presidenciales, Senatoriales y de Diputaciones del 5 de julio del 2020”, entre cuyas principales medidas figuran: a) mantener los recintos electorales desinfectados; b) que todos los funcionarios y delegados de partidos deberán desinfectar sus manos con el uso de alcohol dispuesto por la JCE; c) al momento de la instalación de los recintos, los funcionarios del colegio electoral abrirán el kit de higienización para acceder a las mascarillas, guantes, gel antibacterial y toallas húmedas antibacteriales; d) los funcionarios y delegados de partidos políticos deberán usar mascarillas y guantes durante toda la jornada; e) los electores entrarán a los recintos provistos de mascarillas y guardando una distancia de dos metros entre sí.  

Se estima que el día de las elecciones, entre jurados electorales, delegados de partidos y fuerzas del orden, participaron unas 100 mil personas como responsables de las mesas electorales, donde, en cada una, votan entre 200 y 400 electores. En principio se pensó aumentar el número de mesas para bajar el número de votantes por mesa y bajar el riesgo de contagio, pero, finalmente, se desechó la iniciativa por los problemas administrativos y de ordenamiento de los electores en el día mismo de las elecciones. La jornada electoral fue de 10 horas, de siete de la mañana a cinco de la tarde, eliminándose la idea de realizar elecciones en dos días de sufragio, por las mismas razones administrativas y para evitar el aumento de la abstención por temor al contagio (3).

Las elecciones se llevaron a cabo en la fecha establecida, procurando el cumplimiento de lo que establece su constitución, que no permite ninguna prórroga de mandato, debiendo, los actuales gobernantes, entregar el gobierno el 16 de agosto (3).

Pese a todas las reglamentaciones tendientes a mantener la distancia social, se sabe que hubo problemas con las aglomeraciones que se produjeron durante la campaña y el día mismo de las elecciones, por fuera de los recintos (3).

A la semana de las elecciones, el Ministerio de Salud, denunciaba un nuevo récord diario de contagios de coronavirus, y un aumento de fallecidos, al tiempo que señalaba que los hospitales estaban acercándose al límite de su capacidad, lo que empieza a demostrar el temor inicial del impacto negativo de las elecciones en la salud de la población, debido al aumento de contagios (4).

Esta presunción de las autoridades de salud, es corroborada por nuestros hallazgos en el presente estudio.  Las gráficas de nuevos casos y decesos muestran un acentuado ascenso en las semanas eleccionarias. Antes de la mitad de junio se nota un buen control de la mortalidad por Covid-19, misma que se triplica en el período eleccionario. Sin embargo, el mayor incremento de casos y de decesos se percibe al comparar la etapa Preleccionaria con las dos semanas posteriores a las elecciones, cuando las diferencias se ahondan.

En principio y por cautela, solo hacemos una apreciación cuantitativa de estos hechos, sin atribuir una relación causal del incremento, tanto de casos como de muertos, con el proceso eleccionario. Para esto nos reservamos el ejercicio realizado con el modelo, que hace la diferencia entre lo estimado en nuestras proyecciones y lo observado en la realidad epidemiológica durante este tiempo. A partir de este ejercicio comprobamos que el 32,6% de los casos de Covid-19 en la etapa Electoral, pueden ser atribuidos al evento elecciones; es decir que, de los 32.234 casos presentados entre el 14 de junio y el 19 de julio, según el modelo de proyección elaborado, 7.950 casos son debidos a los contagios propiciados por el proceso eleccionario. En este recuento no mencionamos los otros efectos de las elecciones, notorios en la disparada de casos y de la tendencia del proceso pandémico en todo el país, a ser evaluada por las autoridades de salud con mayores elementos de juicio. 

En cuanto al número de muertos y considerando la baja letalidad registrada en República Dominicana, de 1,9%, podemos afirmar que los 7.950 casos atribuidos al proceso eleccionario, han producido alrededor de 151 muertos en las seis semanas Electorales, un número nada despreciable dadas las características de la pandemia en ese país.

Conclusiones. 

La pandemia que estamos viviendo nos ha puesto en situaciones únicas, infrecuentes e irreproducibles, aunque se estima que podrían volverse a producir si seguimos atentando contra nuestro propio hábitat. Ha movido las bases de la estructura social, poniendo en tela de juicio nuestros valores e instituciones, y habiendo puesto de relieve la importancia del sector salud, que se encarga del bienestar de la gente, físico, mental y social. Por lo tanto, el ejercicio de la democracia no puede estar alejado del otorgamiento de la salud. Es más, la democracia, al no ser el simple acto de votar, debe establecer los mecanismos para otorgar y asegurar el bienestar a la población, protegiendo en primera instancia, su vida y su salud. Es mentira que pueda haber democracia sin tener en la mira este primer propósito. La salud de la democracia, en este sentido, depende de la salud de la población, que es la primera función del Estado.

Por esto, en situaciones como las actuales, donde se debe optar por la salud o la elección, debe sopesarse el costo en salud y en vidas, antes de ir a votar. No se puede arriesgar a las personas para cumplir un requisito instrumental, que es más reproducible y manejable. No puede haber un obcecamiento político frente a semejante contingencia social. El aparato político debe tener la suficiente inteligencia, flexibilidad y transparencia para respetar y salvaguardar el derecho fundamental a la vida.

Por esto, la fijación de la fecha de comicios en época de crisis como la pandemia, debe ser un ejercicio democrático, no solo responder a la decisión de las autoridades electorales, ni gubernamentales, sino, también, de los partidos y de la ciudadanía en general. Debe ser un evento compartido, con aceptación social tendiente a evitar los riesgos para la vida. De la misma manera, las constituciones deben prever este tipo de circunstancia, casi siempre excepcional.

El caso de las elecciones en República Dominicana es un ejemplo orientador, en la medida que ya se han realizado y pueden ser objeto de estudio epidemiológico, con datos concretos y existentes. Según nuestro estudio, sus resultados no son estimulantes, puesto que comprobamos que se ha producido enfermedad y muerte innecesaria, por premura política y constitucional. Sus resultados políticos (baja participación) y sanitarios son objeto de enseñanza para el resto de los países sujetos a las mismas presiones eleccionarias. Se comprueba, además, la insuficiencia de las medidas de bioseguridad, pese a que son aplicadas con algún rigor en los recintos electorales, pero que resultan difíciles de controlar por fuera de ellos y durante la campaña electoral.

Ir a las elecciones no es como ir al banco o al mercado, es un fenómeno social de grandes proporciones, que moviliza a millones de personas, no solo durante un día, sino durante varias semanas, dependiendo del estímulo movilizador de las campañas que, finalmente, deben rematar en la mayor participación de los ciudadanos en el acto electoral. Las movilizaciones, la participación con el voto y el cumplimiento de las medidas de bioseguridad, dependerán, a su vez, del grado de educación de la gente, de su cultura política y de su disciplina social.

Todos los actores deben concordar que el tema central de un proceso eleccionario es el mejoramiento del bienestar de la gente, a través de su ordenamiento democrático, para lo que se debe salvaguardar, de manera consciente y ética, la salud y la vida de los ciudadanos.

* Médico salubrista - epidemiólogo

** Estadístico

Referencias. -

1) https://www.idea.int/es/news-media/news/es/elecciones-y-covid-19-lecciones-de-am%C3%A9rica-latina

2) https://erbol.com.bo/mundo/elecci%C3%B3n-de-rep%C3%BAblica-dominicana-tuvo-45-de-ausentismo-autoridad-electoral-lo-atribuye-la

3) https://www.la-razon.com/politico/2020/07/13/elecciones-y-covid-19-las-otras-experiencias/

4) https://www.efe.com/efe/america/sociedad/nuevo-record-diario-de-casos-covid-19-en-republica-dominicana-con-1-418/20000013-4295184

5) https://www.transparenciaelectoral.org/una-guia-para-elecciones-democraticas-en-la-era-covid-19/


2 comentarios:

  1. Muy buen análisis multidisciplinario.desde mi punto de vista de ingeniero, no cabe duda, que si insisten en elecciones el 6 de septiembre, nos complicaremos gravemente. Espero que la propuesta del TSE para el 18 de octubre se mantenga, es lo prudente.

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  2. Aprecio el trabajo que, desde el inicio de la pandemia, han ido realizando, considero que es un importante insumo no solo para orientar las decisiones políticas sino para salvaguardar la vida de los bolivianos. La Constitución Política establece como derecho fundamental el Derecho a la vida (Art 15) Me parece también que frente a los diferentes análisis que se van realizando y a la necesidad de considerar la seriedad de la metodología a usarse, tal vez las autoridades podrían plantearse hacer un “estudio de los estudios” .

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